Las buenas prácticas docentes basadas en las TIC

La presencia cada vez más habitual de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en los centros de enseñanza parece demandar nuevas formas de trabajar e interactuar con nuestros estudiantes. Llegados a este punto, según las referencias que utilicemos, podemos encontrar a teóricos que hablan de cambios radicales en la educación, y otros que nos aportan visiones menos revolucionarias o apasionadas respecto a su posible impacto. Posiblemente la realidad diaria con la incorporación e integración de las nuevas tecnologías a los procesos formativos, nos indica que no se trata de un cambio radical, respecto a nuestras pautas precedentes. De hecho, la sola presencia de las TIC en las aulas no tiene por qué representar cambios significativos en el trabajo a realizar. Las políticas educativas desarrolladas en nuestras Comunidades Autónomas, se caracterizan por tener en cada caso peculiaridades propias y diferenciables, sin embargo sus responsables abogan habitualmente por el fomento de la innovación educativa. Un concepto este de innovación educativa, entendido como un proceso de cambio que debe incidir en las formas de construcción del conocimiento, en la configuración de nuevos entornos de enseñanza-aprendizaje y en la transformación de la cultura escolar y docente. Por tanto, la innovación educativa con TIC es concebida como un proceso de cambio amplio que impacta a diferentes niveles: social, institucional y curricular, todo ello con la finalidad de la mejora educativa. Para hacer frente a los cambios señalados, el profesorado precisa de nuevas competencias y modelos de trabajo no requeridos con anterioridad. En esta vertiente formativa, el conocimiento y divulgación de “buenas prácticas” constituye una de las opciones de interés que permiten apoyar la integración real de las TIC en los procesos de enseñanza. Y en un grado sin duda significativo, las diferentes administraciones educativas vienen apoyando con creciente interés el conocimiento y la difusión de “buenas prácticas docentes”, como apoyo a sus políticas de innovación. La expresión “buenas prácticas” tiene sin duda muchas posibles interpretaciones. Haciendo un esfuerzo de integración de todos los usos posibles del término podemos concluir que una “buena práctica” puede ser un modelo que permita enfocar los procesos presentados hacia la optimización o mejora de los resultados. Desde esta perspectiva, las instituciones que, siempre están en proceso de aprendizaje, como es el caso de los centros educativos, reúnen las mejores condiciones para sistematizar, experimentar y evaluar sus prácticas. Se trata por tanto de extraer propuestas elaboradas desde la base, no impuestas desde la jerarquía. El análisis crítico de las propias prácticas es lo que posibilita que sean transferibles a otros contextos y situaciones. La revista Comunicación & Pedagogía en su último número (222) ha publicado un monográfico sobre las buenas prácticas educativas con TIC, elaborado por un grupo de profesores bajo mi coordinación. Con esta iniciativa se ha pretendido recoger esta tendencia creciente de apoyo y difusión a “buenas prácticas” pedagógicas, y así aportar sobre la misma diferentes aproximaciones y visiones. Para ello ha invitado a un grupo de investigadores y docentes relevantes a presentar sus propuestas, y también sus reflexiones y valoraciones sobre esta manera de apoyar la innovación educativa. Se trata de ocho trabajos que toman como referencia diferentes realidades y niveles educativos, de manera que sea factible visualizar una perspectiva de conjunto para aquellos lectores interesados en profundizar en el conocimiento sobre la utilidad de las “buenas prácticas” en el campo educativo.

Comentarios

ES UN HECHO QUE EL TEMA DEL USO DE LA TECNOLOGIA ES INNOVADOR A LA HORA DE UTILIZARLAS PARA MEJORAR LA CALIDAD EN LA EDUCACIÓN, TANTO QUE EL TIEMPO SE QUEDA CORTO PARA TANTO CONOCIMIENTO QUE SE PUEDE INTROYECTAR AL PERSONAL DE ESTUDIANTES, EL DOCENTE DEBE CONTAR CON LA SUFICIENTE INTENCION DE ENSEÑAR APRENDIENDO MUCHO MÁS A INTERACTUAR SIN NINGÚN TEMOR Y CON MÁS AMPLITUD.

ROGER ALBERTO SUAREZ ALTAMIRANDA

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